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Photo contributed by Makayla Schnaufer.

In Cartagena we walked to the top of a fort that was used to defend the city against pirates. We took this picture at the top. The view of the city was gorgeous.

Mi hermano y yo solo íbamos pasar dos meses en Colombia. Iba ser un verano simple visitando nuestro papá y madrastra y conociendo nuestra nueva hermanita. Pero después de dos semanas, todo cambió para mi. Mi miedo de las cosas que no conocía cambio por emoción. Todo era nuevo, y la barrera del lenguaje lo hizo todo como una aventura, incluyendo ir al mercado. Traté durísimo de aprender el idioma, insistiendo en ordenar mi propia comida en los restaurantes, y hablando con la ama de casa cada vez que pudiera.

Dos semanas de los dos meses, yo hice el mejor decisión de mi vida. Llamé a mi mamá y tuve una conversación llena de lágrimas, y dijo que yo no iba a volver a Estados Unidos al fin del verano con mi hermano. Iba a quedarme en Colombia a vivir con mi papá, permanentemente.

En Agosto, cuando mi hermano se fue, mis vacaciones se acabaron. Mi papá me inscribió en un colegio y solo tenía una cosa que hacer: aprender español. Mi vocabulario habría crecido durante el verano pero todavia no tenia entrenamiento formal en español y sonaba como un niño chiquito, aprendiendo a hablar, cada vez que abría mi boca. La gente se reía y mi confianza desapareció. Mi aprendizaje paro y me deje de hablar en español totalmente. Por semanas yo hablo solo con mi familia, mi mejor amiga Antonia, y su familia, y solo en inglés.

La gente trataba de hablar conmigo, y muchas veces yo entendía lo que estaban diciendo, pero nunca respondía porque tenía miedo de decir una palabra mal or usar un verbo incorrecto y los otros estudiantes se reían.

Lentamente, comencé a hablar otra vez, pero solo con un grupo específico de gente. Cuando llegó octubre, tenía un grupo de cinco amigas con los que pudiera hablar español. Ellas mi escucharon, y me ayudaron cuando pronunciaba algo mal.

Un dia en Noviembre fue especialmente malo. Mi profesor de español me eligió a mi y rehusó seguir con la clase hasta que yo leyera el párrafo. Mis amigas le explicaron mi aprensión, pero el dijo que yo tenía que confrontarla. Después de cinco minutos de silencio, comencé a leer. Soní como un robot, y tenía que parar cada tres palabras para pronunciarlas. Mis amigas y mi profesor me ayudaron, mientras los niños de la clase reían. Podía sentir los lágrimas calientes en mis ojos. En la mitad de una oración, me pare, me levanté, y salí de la clase. Camine hasta en lado primaria del colegio, y me senté en el pasto mojado.

Dos de mis amigas me siguieron. Cuando me alcanzaron, yo estaba llorando.  Yo me nunca he sentido tan avergonzada. Yo estaba listo para rendirme, y dejar de tratar de aprender. Mis amigas me consintieron, y me regalaron abrazos. Ellas me dijeron que necesitaba seguir tratando. De pronto, todo la clase estaba en el pasto conmigo. Los niños que reían me abrazaron y dijeron que no sabían que ellos eran por que yo no hablaba.

Yo nunca había experimentado esto. En toda mi vida yo nunca habia tenido este tipo de apoyo de gente de mi edad. Yo nunca habia tenido tanta gente diciendome que me querian ayudar. En este momento me di cuenta que yo estaba exagerando la situación. Aprendí que las risas nunca eran para lastimarme. Vi que todos querían ayudarme a aprender español. Y si yo estuve mas calmada, e hizo preguntas, ellos pudieron ayudarme. En ese momento me di cuenta por que yo tomé la decisión de quedarme. Era por la gente, la cultura, y la amabilidad que yo nunca había experimentado en Estados Unidos. Yo me quede porque Colombia era, y todavía es mi hogar.